lunes, 25 de abril de 2016

Realizando la portada

 Gaspar durmiendo sobre mi escritorio 
(cómo odio la cámara de mi celular)


Sufro de algo llamado hipersomnia (que es lo contrario al insomnio) y estoy tomando unos suplementos naturales para arreglar ese problema. Mi médico dijo que probablemente estoy pasando por una depresión y que lo mejor es que vaya al psicólogo. Horror. No pienso ir a ningún psicólogo, y si resulta que al final lo que tengo es depresión, pues estoy haciendo esfuerzos para salir de eso. Así que hice acopios de extrema voluntad y estoy levantándome muy temprano, algo sorprendente, pues siempre fui un murciélago que dormía de día y trabajaba de noche.

El caso es que me está resultando, y lo cierto es que realmente me hace sentir mejor esto de levantarme temprano y hacer un poco de ejercicios matutinos antes de ponerme a trabajar en Experiencias Bajo la Atmósfera.

Lo primero que hice (después de hacer los bocetos, algo de lo que hablaré en una entrada siguiente) fue estudiar la portada y la paleta de color que utilizaría. A raíz de ella, armaría el color de todo el libro. Armar la paleta de colores de un libro ilustrado es más complejo de lo que parece. Bastante más. 

 Primeros bocetos fallidos

El primero no me convenció nada porque se veía muy impersonal. Y el segundo da una sensación excesivamente tétrica. Finalmente, me quedé con el tercero, el cual pegué en mi pared para seguir la referencia:


Por fin tenía una idea más aproximada de la paleta de colores: verdes, grises, azulados y amarillos. Con estos colores quería dar una sensación de antigua calidez, pero sin que fuera demasiado cálida ni demasiado antigua. Un extraño intermedio. Quedó algo así:



El diseño del astronauta bajo la farola es una escena esencial del cuento, sin embargo, el nido con los polluelos y la madre de ellos posada en el casco es una invención adicional al cuento que creo que funciona perfecto como portada.


Primer fallo. Entre sus muchas cosas malas, están los colores ocupados en el traje (sepias) y, especialmente, las sombras proyectadas y el efecto mal conseguido de la luz. Así que estuve como loca pintando y probando efectos de luz nocturna con las acuarelas en otros cuadernos. Finalmente, sentí que había conseguido aprender algo, e hice mi segundo intento:



Se ve una mejoría con respecto al anterior. Sin embargo, sigue sin ser la versión definitiva, por varias razones.



El cuerpo del astronauta, de la cintura hacia abajo, quedó desproporcionado. Y las botas están francamente horribles.




 La farola quedó deforme debido a un fallo mío cuando la pintaba. Sin embargo, me gusta la luz que genera. Visualmente, siento que funciona.




Esta parte es curiosa, porque llegados a este punto, yo ya sabía que mi segundo intento había fallado y pinté una vereda a la rápida, de forma desprolija y con colores sobrantes que aun quedaban impregnados en el pincel. Sin embargo, al añadir la lluvia con un lápiz de tinta blanca e ir decolorando los bordes, da un efecto singular que pienso repetir con mejores detalles en mi tercer intento. Y espero que ese sea el definitivo.

2 comentarios:

  1. Bonitos dibujos. Me pregunto: ¿Cómo podrías dibujar a Dominick Harper? Seguramente hermoso. Saludos cordiales.

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    1. Hola! Muchas gracias por tus palabras :) Me encanta dibujar niños, así que supongo que no quedaría tan mal, jeje. Un abrazo!

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